El Salmo 91 está lleno de promesas hermosas y que nos dan paz, tranquilidad, confianza, nuestro Dios, el Altísimo, nos refugia bajo su protección.
Solamente lo habrás de presenciar:
verás a los malvados recibir su merecido.
Ya que has hecho del Señor tu refugio,
del Altísimo tu lugar de protección,
no te sobrevendrá ningún mal
ni la enfermedad llegará a tu casa;
Pues él mandará que sus ángeles
te cuiden por dondequiera que vayas.
Te levantarán con sus manos
para que no tropieces con piedra alguna.
Podrás andar entre leones,
entre monstruos y serpientes.
«Yo lo pondré a salvo,
fuera del alcance de todos,
porque él me ama y me conoce.
Cuando me llame, le contestaré;
¡yo mismo estaré con él!
Lo libraré de la angustia
y lo colmaré de honores;
lo haré disfrutar de una larga vida: