Dios no muestra favoritismo, Él no hace acepción de personas, nos acepta a todos tal y como somos, no importando el color de nuestra piel, ni la condición social, ni lo felices o infelices que nos sintamos.
Dios no muestra favoritismo con sus hijos, a todos nos ama por igual, nos ama tanto que dio a su único Hijo en sacrificio por nuestros errores. Dios te ama con tus capacidades y también con tus debilidades con tus triunfos y con tus fracasos, con los errores que cometiste ayer y con las cosas que hiciste bien.